Arribes
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Arribes
El territorio de los Arribes cuenta con una amplia tradición vitivinícola, aunque su existencia no se documenta hasta la Edad Media, como en la mayor parte de la Meseta. Ya en el siglo XIII el concejo de Zamora impedía la venta de vinos de Fermoselle en la ciudad para evitar el perjuicio que eso suponía a sus propios vinos.
Durante el siglo XIX, es tal la dependencia económica del viñedo que la crisis consiguiente a la filoxera del 1870 deriva en grandes flujos migratorios hacia Sudamérica que continuarán durante el siglo XX.
La roca madre de Arribes del Duero, desde un punto de vista geológico, forma parte del Macizo Antiguo. En este caso es constituido por rocas ígneas (graníticas) como materiales mayoritarios, aunque también existen rocas sedimentarias metamorfizadas, principalmente pizarras.
El régimen pluviométrico es relativamente elevado, cuyo índice anual se sitúa por encima de los 700 mm, debidos a la localización de esta comarca en el extremo más occidental de la Cuenca del Duero.
A su vez el relieve determina grandes diferencias térmicas. De manera que en la penillanura el régimen térmico es semejante al del resto de la cuenca, con inviernos fríos y largos; veranos cortos y calurosos. Mientras en los valles de los ríos, el arribe o las arribas, se alcanzan temperaturas considerablemente elevadas; resultando los inviernos más cortos, y por el contrario los veranos se prolongan más.
La variedad mayoritaria en este caso de uva tinta es la Juan García. Este varietal les confiere una singularidad y tipicidad únicas, dándoles un carácter especial, que remarca su acompasada estructura y suavidad.