Andalucía
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Andalucía
Andalucía posee una tradición milenaria en el cultivo de la vid y en la elaboración de vinos de gran prestigio y fama en todo el mundo. Los siglos XVI y XVII, gracias al auge del comercio marítimo, fueron una época de especial florecimiento.
La topografía, geología y clima de los suelos andaluces resultan excelentes para el cultivo de la vid. El clima Mediterráneo y los diferentes microclimas, las suaves temperaturas medias (16ºC), las numerosas horas de sol al año, crean vinos de gran calidad, a la par que muy variados y característicos.
Esta tendencia a una producción de prestigio se ha perpetuado hasta la actualidad. Más del 70% de los viñedos andaluces están amparados por alguna de las seis Denominaciones de Origen establecidas y auspiciadas por sus respectivos Consejos Reguladores: Condado de Huelva (1933), Jerez-Xérès-Sherry (1933), Manzanilla de Sanlúcar (1964), Málaga (1933), Sierras de Málaga (2001) y Montilla-Moriles (1985).
También existen otros vinos históricos no amparados bajo denominación de origen o indicación geográfica alguna, como son la Tintilla de Rota, el Pajarete y el Moscatel de Chipiona. Asimismo en Andalucía es importante la producción de vinagres y aguardientes, algunos de ellos con denominación de origen propia, como el Vinagre de Jerez y el Brandy de Jerez.
A lo largo de los siglos los vinateros han ido adaptando sus edificios y perfeccionando sus bodegas, buscando el equilibrio entre funcionalidad y belleza. Así, los techos altos, los muros gruesos y el suelo de albero que permite regarlo, mantienen la temperatura y humedad adecuada para la crianza de un buen fino. Y en el Marco de Jerez, las bodegas están situadas cerca del mar o en terrenos altos para que los vinos puedan recibir las brisas marinas de la mañana y los vientos húmedos provenientes del Océano.