La cerveza es una bebida alcohólica elaborada mediante el proceso de fermentación de un mosto obtenido a partir de cereales.

La historia de la cerveza se remonta a miles de años y está relacionada con la evolución de las civilizaciones y la agricultura. Inicialmente, su producción estaba vinculada a las mujeres, ya que era una actividad doméstica y religiosa en muchas culturas antiguas. Con la expansión del Imperio Romano y el Cristianismo, entre los siglos XV y XVI, la producción de cerveza se volvió comercial y pasó a estar dominada por hombres. Durante la Edad Media, los monasterios europeos lideraban la elaboración de cerveza, pero con el tiempo, cervecerías laicas tomaron el control, especialmente durante el Renacimiento y la Revolución Industrial.

Actualmente la producción de cerveza se realiza a partir de la fermentación de cereales, siendo la cebada la más utilizada. El proceso incluye el malteado, la maceración, la cocción con lúpulo, la fermentación con levadura y la posterior maduración. Este proceso convierte los azúcares del grano en alcohol y dióxido de carbono. El lúpulo se introdujo en el siglo XII gracias a los monjes alemanes, además de mejorar el sabor al aportar amargor y aroma, tiene propiedades conservantes que permitió la producción y comercialización de cervezas más estables y duraderas.

Hoy en día, la cerveza artesana está de moda, y muchas personas la prefieren en lugar de las cervezas comerciales. Se produce en lotes pequeños, usando ingredientes de calidad y métodos tradicionales. Los cerveceros artesanales se divierten probando diferentes tipos de lúpulo, maltas y levaduras, creando sabores únicos y originales. Además, la cerveza artesana a menudo suele reflejar la cultura local, apoyando la sostenibilidad y el uso de productos regionales. Este crecimiento ha creado una comunidad apasionada de amantes de la cerveza, que realmente aprecian la creatividad y la autenticidad de cada trago.