Le Coste
Gianmarco Antonuzzi y Clémentine Bouveron cuidan alrededor de 14 hectáreas de tierra, con viñedos entre olivares, castaños, cereales y robles. Asentados en Gradoli, la ciudad de infancia de Gianmarco, en el norte de Lazio, en Italia. Recuerdo la primera vez que fuimos a visitarles. Fue sorprendente el cambio de climatología y suelos que hay con respecto a la llanura romana. Los suelos son volcánicos, ricos en hierro y minerales, la vegetación deja entrever el frío que debe hacer en invierno y las laderas del lago de Bolsena (lago volcánico más grande de Europa) son un paraíso para los agricultores de la zona.
Se conocieron en casa del maestro Schueller, se casaron y decidieron empezar algo juntos. El proyecto Le Coste nace con la intención de recuperar variedades de la zona que han sido olvidadas totalmente. Darles la importancia que se merecen. Las cepas se plantan a una densidad de hasta 10,000 plantas por hectárea, a partir de una mezcla de selecciones masales y vides no injertadas. Todo se hace a mano, con especial atención a las necesidades de cada planta y, si bien se emplean principios biodinámicos, el enfoque aquí va mucho más allá.
Cada año producen una cantidad vertiginosa de vinos diferentes elaborados en una antigua bodega en el centro del pueblo donde no se agrega nada en ninguna etapa. Catar aquí es una verdadera delicia, creen mucho en el tiempo de crianza y la paciencia que merecen los grandes vinos. La pasión y la dedicación de dos personas es, por sí sola, capaz de poner en el mapa uno de los pueblos menos conocidos de Italia.
¡Catar con Gianmarco y Clémentine de Le Coste ha sido una de las experiencias más puras y deliciosas que hemos visto alrededor del vino!